El Baron Rojo (2008)
Tras alistarse en la Fuerza Aerea alemana, Manfred Von Richthofen (Matthias Schweighöfer) derriba el avión del capitán Arthur Brown (Joseph Fiennes), y pronto comienza a hacerse un nombre como uno de los mejores pilotos de caza germanos, siendo rápidamente ascendido y condecorado por sus superiores, deseosos de encontrar héroes de guerra que suban la moral de la población. En principio, Richthofen entiende la guerra como un honesto deporte de caballeros donde el honor está por encima de todo, pero cuando cae gravemente herido en combate y se enamora de la enfermera Kate, comprenderá que está siendo utilizado como un mero objeto de propaganda por sus superiores.
El Barón Rojo ha sido una de las producciones más caras del reciente cine alemán, con un presupuesto cercano a los 18 millones de dólares, recaudados en gran parte gracias a las generosas aportaciones de donantes particulares, que permitieron al directo y guionista Nikolai Müllerschön llevar a la pantalla su ambiciosa adaptación cinematográfica de las hazañas bélicas del célebre Barón Rojo, coincidiendo con el 90º aniversario de su muerte.
En cuanto a la valoración del film, da la impresión de que, a la hora de elaborar el guión, el director no había tomado nota de los errores presentes en la anterior versión de Roger Corman. Se ve que Müllerschön, pese a contar con dicho precedente, no solo no ha corregido los aspectos menos logrados de la anterior, sino que en algunos casos, los ha agravado. Si la película de Corman se inventaba la rivalidad de Richthofen con el piloto Arthur Roy Brown, esta película va un paso más allá, sacándose de la manga que el alemán le salvó la vida a Brown, e incluso que se hicieron amigos tras caer ambos derribados en tierra de nadie. Pero no acaban ahí las licencias históricas que se toma el guión, ya que además de introducir una previsible subtrama romántica (tópica a más no poder), se presenta a Richthofen como un joven totalmente inmaduro e indisciplinado, un retrato muy alejado del perfil de oficial prusiano al que realmente respondía el personaje histórico. A todo esto hay que unirle el hecho que el ritmo de la narración en ningún momento llega a levantar el vuelo, y las dos horas de metraje del film se hacen un tanto largas. Además, de manera sorprendente, la película obvia mostrar el combate en el que murió Richthofen, limitándose a señalar en el epílogo que su derribo se le atribuye al capitán Brown, aunque este extremo no está confirmado históricamente.
Entre los aspectos positivos, cabe destacar por encima de todo la sobresaliente labor de recreación de los escenarios que aparecen en la película, siendo ese el aspecto donde más se nota el holgado presupuesto manejado por la producción. En cuanto a las escenas bélicas y de combates aéreos, son bastante buenas gracias al empleo de los efectos visuales generados por ordenador, aunque algunas maniobras de los aviones resultan demasiado acrobáticas, aunque sin llegar a los excesos de Flyboys. Finalmente, me gustó que apareciera en el film el personaje de Lothar Von Richthofen, hermano menor de Manfred, que llegó a ser otro as de la aviación alemana, si bien siempre estuvo eclipsado por la fama de su hermano mayor. En el apartado interpretativo, la actuación de Matthias Schweighöfer en el papel del Barón me pareció simplemente correcta, al igual que la del resto del reparto.
En definitiva, esta moderna revisión cinematográfica acerca de la figura del Barón Rojo decepciona en más de un aspecto. Da la impresión de que el director ha querido mostrar una versión bastante modernizada y rebelde del personaje para adaptarlo a los gustos del público actual, pero en el camino se deja muchos aspectos claramente mejorables. Un título que, pese a su abundancia de medios, se queda en agua de borrajas, y que no logra mejorar la anterior película de Roger Corman sobre Richthofen.
Calificación: 4/10